Monitoreo Elecciones 2018
Fotografía: Mónica González
Las elecciones de 2018 reviven, en Guerrero, una disputa colonial que nació, al menos, en 1774, cuando públicamente surgieron las Logias Masónicas.
En una esquina está el obispo de Chilpancingo, Salvador Rangel Mendoza, quien se reunió con un jefe local del narcotráfico para solicitar una tregua a la violencia.
Los feligreses de su diócesis apoyan la decisión de su pastor quien, desde 2015, cuando asumió la responsabilidad de la iglesia guerrerense les convocó “a poner un granito de arena” por la paz en el estado.
Y en la otra esquina se encuentra Manuel Jiménez Guzmán, líder de Avanzada Liberal Democrática y de Laica Internacional, quien pide castigar la conducta del sacerdote. Una de las organizaciones de masones en el país.
No es un pleito cualquiera. Rangel Mendoza fue colaborador en la custodia de Tierra Santa en Palestina y postulador de la designación como Siervo de Dios de Fray Vasco de Quiroga. Hoy forma parte de la jerarquía que gobierna la Iglesia Católica del país, la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Pero Jiménez Guzmán, expresidente del PRI en lo que fuera el Distrito Federal es, en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la masonería, ni más ni menos que el Muy Poderoso Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo de México.
La antigua disputa de masones contra católicos no se ha resuelto en siglos, y probablemente tampoco se pueda el próximo 1 de julio.
Mientras tanto las acusaciones van y vienen, como una estrategia más de la campaña electoral… con todo y sus aparentes contradicciones.
Andrés Manuel López Obrador, por ejemplo, defiende al estado laico como la forma de gobierno en México, pero respaldó la controvertida reunión del obispo de Chilpancingo con un jefe del narco.
Y Jiménez Guzmán pertenece a la vieja guardia de militantes del PRI que defienden, casi al extremo, la laicidad del país origen de su partido… pero quiere castigar a monseñor Rangel Mendoza.
Escaramuzas vaticanas en Tierra Caliente. Amén.
Notas completas en:
Salen en defensa del obispo su diócesis y el arzobispo; sólo busca la paz, afirman
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