Límite fronterizo México E.U.Misión de observación pre electoral por parte de organizaciones sociales al estado de Tamaulipas, México. Mayo 2018.

Tamaulipas, bajo fuego, ¿una apuesta a la alternancia?

¿Cómo se vive una elección en uno de los estados más peligrosos del país?, ¿cómo y bajo qué condiciones saldrán a votar los tamaulipecos el próximo 1 de julio?

 

Texto: Estrella Pedroza 
Fotografías: José Manuel Jiménez

 

 

 

 

NUEVO LAREDO, TAMAULIPAS.- En 2016, este estado asolado por la violencia experimentó por primera vez la llamada alternancia :después de 85 años de ser gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) Acción Nacional (PAN) ganó la gubernatura y su candidato, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, se convirtió en el primer gobernador de oposición.

 

En aquel entonces, Cabeza de Vaca era percibido como “una esperanza”, porque prometió la seguridad, paz y tranquilidad que el PRI no había podido brindar en más de una década. Pero a dos años de distancia nada cambió.

 

En Tamaulipas, hay casi 3 millones y medio de habitantes. De ellos, 2 millones 634 mil 612 personas integran la lista nominal. Y 341 mil son jóvenes que votarán por primera ocasión este año, de acuerdo con información del Instituto Nacional Electoral (INE).

 

Es la entidad del país mejor comunicada con Estados Unidos, a través de carreteras, cinco aeropuertos internacionales y tres puertos de altura. Y aunque el contrabando siempre estuvo presente, desde 2005 la entidad quedó atrapada entre los intereses de los Zetas y el Cartel del Golfo. Las autoridades han sido cooptadas por el crimen organizado a todos los niveles. Esto ha disparado una violencia sin parangón, y los criminales y el gobierno se han fusionado a grado superlativo.

 

Actualmente, el gobierno de Estados Unidos investiga a dos exgobernadores: Eugenio Hernández, (2005 a 2010) y Tomás Yárrington (1999 a 2004), por presuntos vínculos con el crimen organizado, desvío de recursos y lavado de dinero.

 

También han sido detenidos o investigados algunos miembros del Ejército Mexicano, algunos políticos y exfuncionarios locales.

 

“Estos vínculos (entre crimen organizado y autoridades) se tradujeron en permitir el paso de armas, droga y dinero –a bordo de tráileres–, así como la disputa por el territorio, de acuerdo con la información que han dado a conocer las autoridades estadunidenses, sin que nadie hiciera absolutamente nada”, explica Raymundo Ramos, representante del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo.

 

Se consintió que la violencia e inseguridad se elevaran de manera desproporcionada. Pronto la cotidianeidad de los tamaulipecos se redujo a terror, porque todos los días hay muertos o enfrentamientos a todas horas. Y silencio.

 

Aquí la bitácora de un viaje a Tamaulipas en las semanas previas a la elección presidencial, una de las más controvertidas de la historia reciente. Una visita a las razones, miedos y vida cotidiana de los votantes tamaulipecos, habitantes de la región más silenciada de México.

 

Nuevo Laredo, la desolación de la frontera

 

 

A 15 minutos de ingresar al centro de Nuevo Laredo nos encontramos un espectacular con propaganda del panista Ricardo Anaya, candidato a la presidencia de la Republica por la coalición “Por México al Frente” –PAN, PRD y MC–.

 

Unos metros adelante, hay un espectacular –no muy bien ubicado- del candidato por la coalición “Juntos Haremos Historia” Andrés Manuel López Obrador. Más adelante, unas lonas del PRI de candidatas y candidatos a diputados federales; y más propaganda panista donde aparece nuevamente Anaya.

 

La escasa propaganda se debe en parte a que nuestro arribo a Tamaulipas fue cinco días antes del inicio de campañas para cargos locales –presidencias municipales y diputaciones locales y federales además de senadurías–. 

 

Nuevo Laredo es una de las ciudades más importante de Tamaulipas porque es una de las principales puertas de entrada y salida al comercio entre México y Estados Unidos. En su mejor momento –antes de 2005- las calles aledañas a la línea fronteriza eran un aparador de servicios, comercios y artesanías, según se observa en videos y notas encontradas en YouTube. La calle más famosa era la Vicente Guerrero.

 

“Siempre estaba lleno de gente, de ruido, de música”, me comparte el fotoperiodista Pepe Jiménez –que ha visitado en varias ocasiones esta ciudad–, mientras caminamos por la avenida Guerrero, la más importante de la ciudad.

 

A una década de distancia las cosas han cambiado. Y el panorama es desolador.

 

Casi todos los comercios están cerrados. Hay inmuebles abandonados. Es una zona sin vida. Al mediodía, la poca gente que está en las calles camina casi por inercia, con prisa, desconfianza y apatía.

 

Todo luce inerme y sin mantenimiento.

 

Propaganda electoral en las calles de Nuevo Laredo.Misión de observación pre electoral por parte de organizaciones sociales al estado de Tamaulipas, México. Mayo 2018.

En Tamaulipas no existen condiciones reales para hacer campaña. La convulsión de inseguridad lo frena todo, sostienen representantes de partidos. Aquí, una imagen de Nuevo Laredo, un territorio abandonado.

 

Hay personas –principalmente hombres- observando todo y a todos los que por ahí pasamos. Es fácil ubicarlos: están parados en las esquinas con celular en mano. Son los llamados halcones –personas que trabajan para un grupo específico del crimen organizado e informan cualquier movimiento extraño–.

 

En el Puente Internacional hay poca afluencia de autos para cruzar de un país a otro, lo mismo por el área peatonal. Son muy pocas personas que pasan a pie, quizá para evitar las altas temperaturas y los rayos del sol.

 

Y por la noche, La Guerrero se convierte en zona roja.

 

Los laredenses se han adaptado y han normalizado la violencia, la inseguridad y los abusos policiacos y militares.

 

La gente toma precauciones, como referirse a los miembros de la delincuencia organizada como los otros, y ellos; y bajan su tono de voz al referirlos.

 

Una forma de sobrevivencia, para muchos, es trasladar su vida a lugares cerrados y las redes sociales, llevan una existencia virtual.

 

Sin embargo, para algunos hay confianza en que el próximo 1 de julio, “la gente saldrá a votar pese a todo porque quieren un cambio para el país”, dice un sacerdote evangélico.

 

–¿Cómo impacta en las elecciones la presencia del narcotráfico?, pregunto.

 

–“Nuestra misión es de orar, de bendecir, de apoyar. Dios ya sabe quiénes serán nuestros gobernantes”, responde el pastor a quien llamaremos Juan. Y añade, bajito, “mientras uno no se meta con ellos –refiriéndose al narco- no se meten con nosotros”.

 

En Nuevo Laredo, como en casi todo Tamaulipas, prácticamente no se hace campaña. Por ejemplo, durante las elecciones pasadas en algunas colonias con altos índices de violencia y con presencia de ellos, los candidatos fueron amenazados para que salieran de ahí, comparte un representante de partido que prefiere mantener su anonimato.

 

Aquí, colocar una lona de algún candidato “no aprobado” puede representar un riesgo, por eso la gente no accede fácilmente a ponerlas en sus fachadas.

 

En realidad, quien tiene mayor posibilidad de colocar libremente la propaganda es el partido en el poder (PAN).

 

Los candidatos de partidos de oposición han montado lonas pero casi en seguida “alguien” las retira, destaca Gastón Herrera, coordinador del Distrito I de Morena.

 

Pero también, “en algunas secciones consideradas como focos rojos personas armadas de manera intimidatoria le dicen a la gente ‘ustedes ya saben por quién votar’, y hacen referencia al partido en el poder”, aseguró.

 

El panista Enrique Rivas Cuéllar, alcalde con licencia de Nuevo Laredo, busca reelegirse nuevamente por el PAN, y cuenta con el respaldo del actual gobernador.

 

Algunas voces que tienen claro el contexto que se vive en el noroeste del país consideran que no hay condiciones de seguridad para que la gente salga a votar libremente.

 

“La poca presencia de autoridades militares y de policía federal en las calles no dan señal de confianza para que las personas salgan a emitir su voto”, advierte el activista Raymundo Ramos, quien lleva casi tres décadas en la defensa de derechos humanos.

 

 

La desesperanza del centro político

 

 

“Entre tinieblas y soledad” se vive en Ciudad Victoria –la capital de Tamaulipas-, me cuenta un ama de casa que desde hace varios años busca a dos de sus hijos.

“Desaparecieron y nadie me dice nada, nadie hace nada”, expresa con impotencia.

 

Accedió a platicar siempre y cuando no se difunda su nombre, “porque hacer o decir cualquier cosa representa un peligro”.

 

De las elecciones prefiere no hablar. “Ninguno hace nada, ni el PRI, ni el PAN, ni ningún partido ni político. Al final los que gobiernan son ellos”,el crimen organizado.

 

La mujer tiene la mirada perdida. “Estoy cansada de ser parte de los olvidados, somos los invisibles, aquí no llega nada ni nadie. Les da miedo y tienen razón, la cosa está muy jodida”.

 

Muchos victorenses coinciden en que todo empeoró desde junio de 2010, cuando asesinaron a Rodolfo Torre Cantú, entonces candidato a la gubernatura por el PRI.

 

“Nos quedamos solos y prácticamente en cautiverio en nuestras casas, porque vinieron días de balaceras por todas las calles, incluso frente a la casa”, me dice enojado, un empresario que ha perdido a varios familiares a manos de la delincuencia.

 

En 2013 Ciudad Victoria fue catalogada como la urbe más violenta de Tamaulipas, de acuerdo a un estudio realizado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y la Justicia Penal (CCSPJP) y apenas en 2017 se colocó como la octava ciudad más violenta en todo el mundo.

 

La inseguridad prevalece. Hay casas abandonadas, comercios cerrados y algunos establecimientos  brindan servicio pero a puerta cerrada y sin exhibir sus productos.

 

Aquí, en tiempo de elecciones hacer campaña es “casi imposible” porque se tiene que enfrentar la desventaja de infraestructura del partido en el poder (local y estatal) y la presencia de ellos, menciona un excandidato a un puesto de elección popular.

 

“Los candidatos tienen prohibido incluir el tema de seguridad como promesa de campaña o de combate al crimen organizado, sólo incluyen temas sutiles”, explica  un ciudadano, que pidió no revelar su nombre.

 

El programa Prospera es hoy una moneda de cambio. “En el grupo de WhatsApp que se tiene para coordinar la entrega de despensas y del programa prospera y ahí nos piden asistir a eventos con playera azul para un evento de candidatos de PAN”, comentó  una beneficiaria, y mostró el chat.

 

Los empleados de gobierno son citados a los eventos proselitistas y les exigen llevar a por los menos cuatro personas más, no asistir podría afectar su situación laboral.

 

Hay sitios, principalmente en las zonas rurales, donde “prácticamente ya no hay nadie. Fueron desplazados por la inseguridad o porque hay proyectos de extracción, o donde “ellos les dicen por quién votar. A nivel nacional piden el voto para PAN y en lo local para el PRI”, comenta un joven ambientalista.

 

Ciudad Victoria es actualmente gobernada por el PRI, a cargo de Óscar Almaraz Smer, alcalde con licencia que busca la reelección. Como en varios puntos de Tamaulipas, la capital “es una zona obscura porque ellos han infiltrado todo y a todos los partidos”, destaca un comerciante.

 

Por eso, en la próxima jornada del 1 de julio “la gente saldrá a votar con miedo” y “los funcionarios de casillas no asistirán”, advierte el hombre, que prefiere omitir su nombre. En las elecciones de hace dos años los funcionarios de casilla fueron amenazados o intimidados para no presentarse.

 

Esto ocurrió porque las leyes electorales establecen que si no se presenta el funcionario los primeros ciudadanos en la fila se sumarán a los trabajos “y justo tienen gente de ellos para que estén en las urnas”.

 

Para algunos victorenses las elecciones de 2018 “son lo mismo que nada”, debido a que “hay mucho enojo, desesperanza y desconfianza en las instituciones” dice Josefina de León Mendoza, activista por el derecho de las víctimas y madre de Cinthya Pantoja de León, desaparecida en 2012.

 

Calles del centro histórico de Tampico. Misión de observación pre electoral por parte de organizaciones sociales al estado de Tamaulipas, México. Mayo 2018.

A pesar del dolor que se ha vivido en Tampico la gente continua su camino para encontrar nuevamente la paz y la tranquilidad, “no queremos seguir invisibles para el mundo”, refiere una mujer que busca a su hermano desde hace años.

 

 

La “recuperación” en Tampico, Madero y Altamira

 

 

En 2014 Tampico fue una de las ciudades más inseguras en todo el país, de acuerdo a una encuesta realizada por INEGI en ese periodo el 85 por ciento de la población se sentía insegura.

 

“Aquí ocurrían balaceras a toda hora que paralizaban la ciudad, sin contar todo tipo de robos, secuestros y asesinatos. Se terminó la vida nocturna, a las 7 de la noche todos estábamos ya en la casa”, recuerda un académico que prefirió reservar su nombre.

 

El 14 de mayo de ese mismo año, la gente salió a las calles para exigir el restablecimiento de la paz; la respuesta fueron varios cuerpos sin vida, abandonados en distintos puntos de la entidad, hasta 16 en un solo día.

 

“Entendimos que la solución no estaba solo en exigir y comprendimos que si queríamos un cambio nosotros tendríamos que ponernos en acción”, recordó, Luis Apperti Llovet, empresario del sector industrial.

 

La ciudadanía se organizó –todos los sectores se coordinaron- para presionar a las autoridades a colaborar para juntos resolver de manera conjunta.

 

Implementaron una Mesa de Seguridad como sucedió en Chihuahua, que incluyó la zona metropolitana de Tampico, que incluye las ciudades de Madero y Altamira. La zona  en conjunto, tiene  aproximadamente un millón de habitantes.

 

Se identificaron aliados en las tres ciudades, “todos, desde las amas de casa, jóvenes y ciudadanos de todos los sectores y niveles se involucraron y aportaron todo lo que se podía”, explicó Apperti Llovet.

 

Los ciudadanos se convirtieron en auditores y vigilaron que las autoridades tuvieran herramientas adecuadas y cumplieran con su obligación.

 

“Nos dimos cuenta de dos cosas: las autoridades no contaban con lo necesario para trabajar y la gente no denunciaba, porque apenas lo intentaba, recibía amenazas y les decían palabra por palabra lo que habían dicho”, narró.

 

En respuesta, impulsaron un ambiente seguro de denuncia y las universidades diseñaron campañas de denuncia.

 

“La gente no iba al ministerio público, pero se organizaban reuniones en espacios cerrados donde se denunciaba. Nosotros dábamos seguimiento hasta que hubiera resultados”, dijo.

 

Todo esto sí dio resultados, hay casos de éxito. 

 

Por ejemplo, un grupo de camaroneros – que llevaba años pagando extorsiones– se organizaron, denunciaron en un ambiente seguro.

 

En tres semanas de investigación y con el apoyo de cámaras de vigilancia que se colocaron en puntos estratégicos, se logró desactivar a la banda de extorsionadores que les había quitado entre 10 y 12 millones por año.

 

Una de las debilidades de las instituciones era la falta de policías, nadie quería ser policía. Pero, a tres años de distancia el panorama va cambiando. Poco a poco los tampiqueños han recuperado su vida nocturna y los espacios públicos, “ahora puede uno salir de noche en las plazas y en las playas”.

 

Prevalece el delito común y prácticamente han logrado desplazar “los otros”, aseguran algunos ciudadanos que forman parte de la Mesa de Seguridad.

 

El 50 por ciento de la población en Tampico se siente más seguro –lo mismo ocurre con las otras dos ciudades de la zona metropolitana- y otro 50 por ciento aún no percibe que haya disminuido este problema.

 

Tan es así que -en medio de un proceso electoral- hay quienes se toman medidas extraordinarias.

 

El 14 de mayo, la priista Magda Peraza, realizó su mitin de apertura de campaña en la Plaza de Armas del centro de Tampico, con un despliegue de hombres de seguridad vestidos de civil.

 

Durante su discurso recordó que Tampico ha enfrentado momentos difíciles y que muchos optaron por irse de la ciudad. Al término del evento, reconoció que ahí “nunca ha sido fácil, ni será fácil” en materia de seguridad.

 

Y aunque aseguró que sí se puede hacer campaña, pidió a las autoridades federales “que nos vigilen para que haya imparcialidad en este proceso”.

 

¿De nuevo por la alternancia?

 

 

Los antecedentes de Tamaulipas son reveladores, tan sólo en las elecciones de hace dos años, 52 candidatos a distintos puestos de elección popular –en 12 de 43 municipios– renunciaron por amenazas del crimen organizado.

 

En su momento los consejeros Jesús Eduardo Hernández Anguiano, presidente del IETAM, y Arturo de León Loredo, del INE, detallaron que este hecho afectó a casi todos los partidos (PRD, PT, PES, PRI, PAN, Movimiento Ciudadano y Morena, en el municipio de Hidalgo).

 

Los municipios donde hubo mayor presión fueron Ciudad Reynosa, Soto La Marina, Tampico, El Mante, Díaz Ordaz, Villagrán, Mainero, y algunos distritos locales.

 

Para esta elección, la organización de la jornada electoral “se realiza con cautela por las condiciones de inseguridad”, sostuvo Eduardo Manuel Trujillo Trujillo, vocal ejecutivo y vocero del INE en Tamaulipas.

 

De entrada capacitadores y personal del Instituto fueron capacitados para saber qué hacer si se desata algún enfrentamiento o cualquier tipo de violencia.

 

“Tienen la instrucción de suspender actividades y resguardar su seguridad hasta que trascurra el hecho violento”, refiere con firmeza.

 

Aquí –al igual que en el resto del país – todos los empleados y colaboradores del INE cuentan con seguro de vida, destacó.

 

Y se solicitará apoyo de las fuerzas de seguridad para resguardar las casillas el día de la jornada.

 

Aunque tiene experiencia en temas electorales, para este funcionario es su primera elección en Tamaulipas.

 

Con cierta reserva narró que durante la etapa de reclutamiento de funcionarios de casilla “hubo ciudadanos que declinaron” por temor a la inseguridad que se vive en sus localidades.

 

De acuerdo a testimonios de personal del INE, “hubo casas donde incluso salieron personas armadas a decir que no querían saber nada de la elección y en algunos puntos la gente no salía por desconfianza”.

 

En teoría esto no ha generado ningún problema.

 

A principio de mayo el INE logró reclutar 83 mil 390 475 funcionarios de casilla, más de la mitad de lo que se requiere para garantizar la instalación y funcionamiento de las 4 mil 634 casillas que se colocaran en todo el territorio tamaulipeco.

 

Mediante las publicaciones de medios, las autoridades electorales han mapeado algunas zonas donde “tradicionalmente” se han registrado hechos violentos; tal es el caso de La Ribereña (carretera que conecta Reynosa con Nuevo Laredo), Ciudad Reynosa, Mante y Ciudad Victoria, y principalmente en zonas rurales.

 

Ciudadanos, organizados en distintos sectores tanto de Nuevo Laredo, Reynosa y Tampico, consideran que es necesario que la elección se realice sin la presencia de policías o militares “porque puede generar miedo o desconfianza”.

 

Otros, en cambio, aseguran que la presencia militar “generará un ambiente de mayor seguridad y la gente ira a votar”.

 

Son percepciones divididas pero coinciden en un solo anhelo:

“En Tamaulipas se quiere la paz”, en sentido estricto de la palabra.

 

Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de NUevo Laredo. Misión de observación pre electoral por parte de organizaciones sociales al estado de Tamaulipas, México. Mayo 2018.

Hay interés de la ciudadanía en participar en el proceso electoral, pero no hay la garantías de que se respetarán las decisiones que se tomen el 1 de julio”: Raymundo Ramos, defensor de derechos humanos

 

Esta tierra ha sido abandonada por más de una década por todos pero utilizada como bandera en periodo de elecciones, refiere Raymundo Ramos, activista.

Por ello, diversos actores sociales aseguraron que buscarán nuevamente la alternancia, pues en un ambiente donde han perdido mucho “no tienen nada más que perder”.

“Ya no votar ni por el PRI, ni PAN, ni PRD…”, dicen algunos.

–¿Qué entiende por alternancia?

–Votar por AMLO, resume una señora que lleva años buscando a su hija.