Le llamaron “el debate crucial”, porque su resultado determinaría el rumbo de la elección presidencial en México.
Y con esa certeza a cuestas cuatro de los cinco candidatos cuestionaron durante las dos horas del encuentro al puntero en las encuestas, Andrés Manuel López Obrador.
Uno tras otro y a veces coordinados llovieron las críticas. El objetivo: frenar al tabasqueño y robarle algunos puntos de popularidad.
Se cumplió el guion. Lo que no está claro es si funcionó la estrategia, porque casi todos los analistas dijeron que Ricardo Anaya fue el mejor, pero no perdió López Obrador quien se mantiene igual que las horas previas al debate.
Como decía en otras elecciones: “No le quitaron una pluma a mi gallo”.
