La democracia que no fue
Esta generación de panistas que luchó por la democracia terminó con sus cuentas bancarias llenas de dinero. Su gran obra parece ser un legado industrial y de negocios, sus correligionarios no vieron una transformación política. Dos décadas después de las movilizaciones que abrieron el dique en el PRI, la gesta está olvidada y el propio Vicente Fox llama a votar por el partido contra el que el PAN luchó más de medio siglo
Texto: José Ignacio De Alba
Fotografías: Duilio Rodríguez
LEÓN, GUANAJUATO.- Por este tramo de la Carretera Panamericana un líder carismático protestó en contra de un fraude electoral. El hombre, un empresario agrícola que entonces buscaba la gubernatura del estado, salió de la ciudad de León para bloquear la carretera federal. Corría el año 1991. Vicente Fox, el candidato del Partido Acción Nacional, se enfilaba a ser uno de los artífices de la democracia en el país; pero no fue así.
Hoy, Vicente Fox vive retirado en La Estancia, uno de sus ranchos en Guanajuato. Diversas investigaciones lo señalan de haberse enriquecido a costa de sus cargos públicos, primero como gobernador y luego como presidente del país. Y no sólo eso. El hombre que presume su cercanía con el pueblo fue desleal a su movimiento y desde hace 12 años, ha apoyado las candidaturas presidenciales del PRI, el partido que combatió y que “sacó del poder”.
Pero más allá del personaje y el desencanto, ¿qué pasó con la lucha por la democracia que encabezó? ¿Qué pasó con sus movilizados? Y sobre todo: ¿qué cambió?
“En su tránsito por el poder estos políticos muy encendiditos, muy conectados con la gente acabaron sometiéndose al sistema”, dice el defensor de derechos humanos Gustavo Lozano. “Y los espacios ciudadanos de participación política que se habían ganado fueron conquistados por grupos empresariales”.
La brecha social creció.
“El PRI de siempre, un PRI que es indispensable que se lave la cara; un PRI que es indispensable que deje atrás sus cochinadas; un PRI que se convierta en un verdadero partido de los ciudadanos, un partido hecho del pueblo, pero un PRI que en su profundo sentido de responsabilidad, su profundo sentido de respeto al país, siempre está con el país en las buenas y en las malas y siempre ha tenido una solución y soluciones cuando el país está en crisis y en problemas. Entonces me quedo con esa opción”, Vicente Fox.
De los mártires a la concertacesión
Fox no fue el primero en manifestarse en contra de un fraude electoral en Guanajuato. En 1945, Carlos Obregón, un comerciante de León apoyado por sinarquistas (grupos de ultraderecha ligados a la iglesia católica) contendió para gobernar la municipalidad; su popularidad fue tan amplia que venció a Ignacio Quiroz del Partido de la Revolución Mexicana (anterior al PRI), en tiempos en que el partido oficial no perdía y esas elecciones no fueron la excepción. El 2 de enero de 1946 una muchedumbre se manifestó frente al Palacio Municipal por la imposición de Quiroz. Militares apostados en los techos de las oficinas de gobierno dispararon en contra de los inconformes. Algunos documentos relatan que hubo cerca de 50 asesinados.
Con el tiempo, los sinarquistas encontraron cobijo en el PAN. El partido del azul mariano refugió a rebeldes religiosos, muchos de ellos adeptos a las ideas fascistas de la Europa de los años treinta. El pulso del bajío cristiano se mantuvo más cerca de dios que de la consolidación del Estado mexicano. Los movimientos estudiantiles de 1968, por ejemplo, pasaron de noche en Guanajuato.
Cristo Rey en Silao, Guanajuato. La estatua fue dinamitada por el gobierno de Plutarco Elías Calles durante la Guerra Cristera. Cuando acabó el conflicto se reconstruyó y se gravó en piedra “Viva Cristo Rey”, consigna de los rebeldes religiosos.
La masacre por la imposición de Ignacio Quiroz fue prácticamente olvidada hasta que, en 1988, el PAN se convirtió en el primer partido –que no fuera el PRI- en gobernar la ciudad. Al asumir el gobierno, Carlos Medina Plascencia nombró al sitio “La Plaza de los Mártires”.
En esas elecciones de 1988, mientras en la ciudad más grande de Guanajuato se celebraba el triunfo de la oposición, el resto del país se agitaba por los irregulares resultados de las elecciones federales.
Carlos Salinas de Gortari llegó a la silla presidencial presionado por acusaciones de fraude. Cuauhtémoc Cárdenas, quien encabezó la fractura del PRI y fue abanderado de una veintena de agrupaciones de izquierda en el Frente Democrático Nacional, encauzó el descontento social hacia la fundación de un nuevo partido: el Partido de la Revolución Democrática (PRD). El candidato del PAN, Manuel Clouthier, quien oficialmente quedó en tercer lugar de la contienda, anunció el arranque de una resistencia civil que incluyó manifestaciones, ayunos y la presentación de un “gabinete a la sombra”, al estilo inglés, para vigilar las acciones gubernamentales.
Clouthier, quien murió en octubre de 1989 prensado por un tráiler en la carretera México-Nogales -según el parte oficial-, fue quien llevó a la política a Vicente Fox; incluso, el guanajuatense formó parte de su “gabinete alternativo” como secretario agropecuario.
Como diputado federal, Fox asistió al primer informe presidencial de Carlos Salinas de Gortari con unas boletas electorales en las orejas para caracterizar al “salinillas” y denunciar el fraude, algo que Salinas no le perdonó.
Al final, la cúpula panista aceptó el gobierno de Salinas. Y años después, el líder de la bancada panista en la Cámara de Diputados y uno de los hombres más poderosos del partido, Diego Fernández de Cevallos, defendió la quema de las papeletas de la cuestionada votación.
Fox pagaría su desacato cuando contendió por la gubernatura de Guanajuato contra el priísta Ramón Aguirre, en 1991. Aunque no hay pruebas de que en esa elección hubiera fraude, Fox llamó a la desobediencia y sus marchas en el estado llegaron a detener las operaciones del Aeropuerto del Bajío. Las movilizaciones fueron en aumento y Aguirre fue sacrificado y obligado a renunciar. El presidente Salinas de Gortari aceptó la negociación con el PAN, pero no permitió que Fox gobernara. En un acuerdo político cuestionado, conocido como concertacesión, el panista Carlos Medina Plascencia llegó a la gubernatura de Guanajuato sin pasar por un proceso electoral. Desde entonces, el PAN mantiene el poder en el estado.
“La democracia es un quehacer, la democracia es una cosa que hay que hacerla. La democracia es como el amor, hay que hacerlo todos los días”: Manuel Clouthier.
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La lucha por la democracia del PAN no fue exclusiva de la generación de Fox. Por ejemplo, en San Luis Potosí el médico Salvador Nava organizó la Unión Cívica Potosina donde aglutinó desde comunistas hasta sinarquistas contra del cacicazgo de Gonzalo N. Santos. El doctor Nava defendió la coalición diciendo: “el adversario es uno”. Pero las truculentas elecciones dieron por ganador al candidato priísta Fausto Zapata. Entonces Nava entonces encabezó una “marcha por la dignidad” que obligó al candidato oficial a renunciar, aunque desde el gobierno central se impuso a Gonzalo Martínez Corbalá.
En el sexenio de Salinas de Gortari sólo se respetó el triunfo del panista Ernesto Ruffo en Baja California, quien, dato curioso, contendió contra Luis Donaldo Colosio. Esas luchas, sin embargo, abrieron un dique panista en la fortaleza del PRI. Tras el acuerdo de 1991, Fox se mantuvo en la vida política y en las elecciones extraordinarias de 1995 ganó la gubernatura de Guanajuato; por su parte, Medina Plascencia obtuvo una diputación federal y en 1999 se convirtió en el primer panista presidente de la Cámara de Diputados.
El salinismo de Fox
Nueve años después de su resistencia civil, Fox inauguró el nuevo milenio como el primer presidente de la alternancia en el país, después de 71 años de gobiernos del PRI. Ganó tras convocar al “voto útil” de muchos militantes de izquierda que vieron la posibilidad de un cambio. Pero el encanto de la sucesión duró muy poco.
El gobierno de Fox en la presidencia fue frívolo y mantuvo intactas las viejas estructuras priístas. Y rápidamente, el candidato de oposición se convirtió en el presidente de la continuidad.
“Pareciera que Fox no tenía un plan político para gobernar. Había plan de campaña pero no un plan de gobierno, el gobierno de Fox fue muy improvisado”, evalúa Gustavo Lozano.
Para Arturo Mora, doctor en estudios científicos y sociales, y estudioso de la historia del panismo en el estado, en realidad nunca existió una lucha por la democracia, sino “una lucha por el poder”. Acción Nacional, dice, aprendió rápido los modos priístas, e incluso se volvió corporativista.
La estatua de la V de la Victoria está la plaza principal de San Cristóbal en Guanajuato. Fue uno de los símbolos más concurridos de Vicente Fox durante su campaña presidencial para “sacar al PRI de Los Pinos”, en el año 2000.
Para el economista Jesús Batta, profesor de la universidad Iberoamericana de León, la alternancia significó solamente un cambio cosmético, pues “antes la publicidad era muy sosa, muy cansada. Él sí sabía hacer publicidad. El discurso, antes era un discurso muy correcto, Fox podía decir pendejadas y eso le encantaba a la gente”.
— ¿Hubo algún cambio político?
— Fox representó la llegada de un grupo nuevo de poder, la oposición terminó por instaurar sus propios intereses económicos. Grupos como el Yunque (masones de ultraderecha) y empresarios guanajuatenses empezaron a tomar relevancia en la vida nacional, el derecho de picaporte en Los Pinos dio nicho de negocios a varios.
Fox, dice Batta, se alineó al modelo económico. Un modelo que en realidad nunca pretendió cambiar. Paradójicamente, “Fox tenía algo de salinista”.
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La carretera Panamericana por la que Fox marchó en 1991 contra de los resultados electorales hoy está bordeada por compañías trasnacionales, sobre todo, de empresas ligadas al sector automotriz. El gran foco de desarrollo industrial fue impulsado por Fox cuando aún era presidente, lo hizo junto al Puerto Interno en Silao, el lugar ahora es conocido como el “corredor industrial León- Silao”.
Pero aunque el crecimiento económico del estado es de los más altos en el país, Batta asegura que también aumentó la pobreza: “yo no veo que los obreros ganen más que cuando estaba la industria del calzado”.
Y ese ha sido, en gran medida, el atractivo de las armadoras para instalarse: la paga de salarios bajos.
— ¿Quiénes han ganado con la llegada de estas empresas?
—Todos los yunquistas, aquí ni siquiera funciona el libre mercado, aquí se benefician los que son amigos del gobernador.
Imágenes del cambio: Una tenería en El Barrio, oficio en peligro de extinguirse; los curtidores procesan la piel que después será utilizada para hacer zapatos en las picas de León. Ahora, en las nuevas fábricas instaladas en el Puerto Interior, los trabajadores industrializados ganan lo mismo que los viejos curtidores. En las fotos anteriores se ve el campo agrícola del rancho de Vicente Fox, uno de los principales beneficiados por el cambio; la modernización de maquinaría y la producción de hortalizas para exportación inició cuando acabó su sexenio en 2006. En cambio, en el Ejido vecino de La Quemada los agricultores siembran y cosechan de manera artesanal.
Batta es un férreo crítico del desarrollo económico por el que ha optado el gobierno en Guanajuato. Asegura que no hay asimilación tecnológica con la llegada de todas estas empresas: “No se vale traer algo para aprender y no aprender nada. Si vas a poner empresas del primer mundo tienes que poner escuelas del primer mundo, poner hospitales del primer mundo (…) No es posible que el centro de la ciudad de Silao está tan descuidada cuando tienes empresas extranjeras beneficiándose de la tu mano de obra”.
Muchas de las empresas que se instalaron tienen excepciones fiscales, insiste. “Dicen que no tienen que pagar los impuestos porque generan empleos, pero utilizan nuestras carreteras, nuestro drenaje, nuestros aeropuertos”.
Puerto Interior diseñado para la atracción de inversión extranjera y el crecimiento económico de la región. Paradójicamente también aumento la desigualdad, la pobreza y la violencia con este proyecto, algunos activistas lo llaman “el nuevo juaritos”.
Raymundo Sandoval, defensor de Derechos Humanos, explica que este corredor industrial “tiene esta característica de los clúster fronterizos en que ha ido creciendo la violencia, los feminicidios” como Ciudad Juárez, explica. Este tipo de desarrollo ha dejado mucha desigualdad social y violencia.
¿Por qué ahora viejos panistas de Guanajuato están dispuestos a que vuelva el PRI?: “Pues ideológicamente pueden estar con el PAN, pero sus intereses están protegidos con la manera de funcionar del PRI, que es más corrupto”, dice Sandoval.
En el mismo sentido, le pregunto a Arturo Mora en qué momento el PRI del PAN dejaron de diferenciarse: El académico responde: “en el momento en que toman el proyecto neoliberal como la agenda de Estado, en el momento en que toman sin ninguna restricción el consenso de Washington (el decálogo del neoliberalismo, acuñado en 1989 en una reunión de expertos de los países más poderosos)”.
El drama de la democracia mexicana
El exalcalde de León, Ricardo Sheffield, militó como panista durante 25 años hasta que Morena y la coalición que integra con los partidos Encuentro Social y del Trabajo, le ofrecieron ser su abanderado a la gubernatura del estado.
En un evento de campaña, le pregunto a Sheffield por qué se unió a un partido político como Morena, que es ideológicamente opuesto al que él perteneció más de dos décadas. Responde:
— Lo que hay que ver es la historia de cada persona en los partidos, yo llegué al PAN siendo un socialdemócrata y la democracia la abandonó el PAN, siempre fue complicado hacer valer el aspecto social dentro del PAN.
— ¿No le hubiera convenido mejor aliarse al PRD?-
— No, yo no concurro con el PRD — interrumpe —, por ejemplo el tema del respeto a la vida desde la concepción es algo que en el PRD no aceptan y es un tema que Morena y más en la Coalición de Juntos Hacemos Historia sí aceptan.
—¿No cree la gente esté desencantada de ver como los políticos cambian de partido en cada elección?
— Desencanta una persona que cada elección cambia de partido, pero duré 25 años peleando dentro de un partido y ahora empiezo a pelear en un partido que es nuevo para México, con una visión fresca.
“No encuentro congruencia entre la realidad que aqueja hoy al partido, los principios y bases que lo fundamentan, y la grave problemática que hoy vive el PAN. Me niego a ser parte de algo con lo que no estoy de acuerdo, me niego a salir de mi formación como un social demócrata que soy… mucho menos puedo sumarme a fortalecerlo en contra de lo que los fundadores de este partido dejaron plasmado en su historia”, carta de renuncia al PAN de Ricardo Sheffield.
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El doctor Arturo Mora fue maestro de Ricardo Sheffield en la universidad y conoce su trayectoria política. Se ríe ante la pregunta de si el candidato es un socialdemócrata: “Con seguridad, no”.
Luego abunda: “Las definiciones ideológicas son cada vez más porosas, no encuentras dónde están sus referentes, no ves un discurso ideológico. No estás en Francia donde los candidatos hacen referencia a Hegel a Kant o Marx, estos son de “quiero ganar””.
El activista Gustavo Lozano también critica que los candidatos de estas elecciones discutan más sobre su honorabilidad que sobre las propuestas.
“No hay claridad en las diferencias entre los candidatos. Ese es el drama de nuestra democracia porque por más elecciones libres y limpias que haya las opciones son las mismas, al final unas elecciones son democráticas en la medida en que tus opciones son diferentes, si optas entre lo mismo eres poco libre”.
Al final, dice Lozano, lo que se está impulsando es el mismo proyecto económico, “incluso la izquierda en México también lo suscribe”.
Mora está preocupado. “Este modelo de desarrollo va a seguir polarizando y estratificando a la sociedad, vamos a tener conflictos sociales en los próximos años si no pasa algo rápido —concluye el académico —. Vamos a tener gente cada vez más rica y cada vez más pobres sin mecanismos de resiliencia y sin mecanismos de expresión, pareciera que los están orillando a que la única forma de resolver esto sea con violencia”.
